3 mar 2008

Roto y mal parado

Sefiní.
Con este dolor a cuestas
llegamos
como no queríamos
a donde no queríamos
tristes hasta los huesos
con este nudo en el alma
arribamos
al no será
al por lo menos por ahora
no será.
Hoy nos lloramos todo
abrazados
a nuestras mismas penas
a nuestras penas que ya no son las mismas de antes
nos lloramos hasta el talón.
Te creo.
Siempre te creí lo que sos.
Siempre supe quienes éramos
probable mente
por eso este dolor
esta náusea permanente
que lastima
probable mente
porque se quien sos
es que me habita esta mierda adentro
que sabe a oscuro
a no quiero estar sin vos
a no quiero estar
sin nosotros sin lo nuestro
pero esta vez sí por algo será
negra
esta vez abramos las ventanas
aceptemos esto que nos toca y
veamos de que se trata
descubramos de que carajo estamos hechos
negrita
entremos como vientito que refresca
en la cara
en el cuerpecito todo
nos estaremos habitados
y nos aplaudiremos mutuamente
para poder estar feliz.

2 mar 2008

ADN

Vos y yo siempre fuimos inversamente proporcionales. O sea, diametralmente opuestos.
Yin y yan en nuestras infancias y sobretodo las adolescencias fueron distantes y duras y lejanas en nuestra hermandad.
Mientras eras abanderada papal yo tenía causas por hurto y hoy que te estás casando y reafirmando tu amor de 14 años, yo estoy más separado que nunca del mío. Entendés lo de inversamente proporcionales?
Así y todo nunca fuimos de los hermanos que compitieron entre sí por el cariño de los padres. Tampoco de los que se ignoraron. Probablemente haya sido imposible que nos ignoremos; pero lo cierto es que silenciosamente siempre estuvimos a la par.
A pesar de ser sol y luna, frío calor; los años nos fueron arrimando de a poquitito, con mucha paciencia hacia el corazón del otro. Nos costó dolores y rencores y sinceramientos, pero supimos empezar a escucharnos y a permitirnos querernos y extrañarnos. Pero sobretodo hacernos necesarios.
Sabemos que estamos y que estuvimos y que estaremos cada uno a su manera a la par de su otra parte, de este ADN que nos aúna y unge con la misma sangre.
Somo dos. No más. Y entre nuestras mitades construímos esta historia.
Foto: Susana Alberici Casinelli.